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I El mar, los hielos, las montañas, los desiertos
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“Abre tus mente a través de tus ojos, tus oídos, tus pulmones; tus manos palparán nuevamente la tierra, pero antes de todo, abre tu espíritu, pues tu viaje exigirá de ti que cada fibra, cada célula estén dispuestas a entender por fin. Te preguntarás ahora: ¿entender qué? La respuesta la encontrarás en la travesía eterna y primigenia que experimentarás a través de la selva sagrada, en un lenguaje superior a cualquier palabra.
Vendrás desde el norte, quizás tengas que cruzar primero desiertos, luego selvas tropicales, para hallar un desierto mucho más árido aún, pero debes persistir en tu esfuerzo, pues a medida que avances hacia EL SUR, ese verde te comenzará a invadir como un suave elixir de paz y equilibrio.
Si arribas desde el Oeste, deberás cruzar el océano más grande, unido en su grandeza a mismo universo. Tu llegada desde el oriente, será luego de vencer a las más altas cumbres y los gélidos hielos de los Andes Patagónicos. Por dónde entres serás probado, y si eres digno, recibirás el privilegio de abrir las puertas de la creación divina, que entrará en ti y tú entrarás en ella, en una exquisita comunión y constante metamorfosis de los elementos, pues aquí todo es vida, todo es sagrado, en la Selva Sagrada de los Andes Patagónicos”.
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II El agua
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“Ahora vienes desde el cielo, y que esto no parezca extraño, pues ahora eres un espíritu del bosque. Caerás con suavidad sobre algún lejano glaciar de los Andes y esperarás, quizás por milenios, que la luz penetre en ti, agitando tus estáticas moléculas, siendo arrastrado por la brusca pendiente hasta el fondo de la roca, dónde entrarás en comunión con el magma que colma el interior de esta tierra volcánica.
Sentirás el calor y la presión que te harán emerger nuevamente, pero enriquecido por las sales adquiridas de las entrañas. Así, y ya en la superficie, y a medida que desciendas, te irás uniendo a otras aguas…y lentamente… te transformarás desde sólo una vertiente, en un majestuoso torrente. Avanzarás por la accidentada geografía que te obligará a volar por lo aires innumerables veces, para flanquear los precipicios que se abren a tu paso, creando poderosas cascadas y saltos, siendo detenido su descenso sólo al convertirte en parte de un profundo lago de aguas esmeralda, rodeado de playas de arenas volcánicas, dónde le brindarás tu oxígeno y pureza a los peces algas que lo habitan. Esperarás quizás años a que la suave corriente te convierta en río, para llevar tu vital presencia a la vida que espera tu paso. Al final te fundirás con el infinito océano, o en algún momento serás absorbido por las raíces de un milenario árbol, entrando a otro estado elemental”.
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III El árbol
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“Serás parte de un ser que nació hace más de cuatro mil años. Fluirás por su interior, y alcanzando las altas hojas, le entregarás tu savia, con los nutrientes que bajaste de las ya lejanas cumbres. En el camino sentirás su infinita sabiduría. Él ha soportado estoicamente cientos de tormentas, ha servido de refugio a miles de aves y nuevas plantas, y ahora experimentarás el mayor de los misterios: cómo se produce ese contacto energético y de vida entre el árbol y el sol, esencial reacción a la cual todos le debemos la vida, luz transmutada en energía y materia viviente, y como sub producto, el aire, oxígeno vital que diferencia a nuestro planeta de un desolado asteroide. Y de esta forma serás expelido para seguir tu travesía”.
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IV El aire
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“Te desplazarás por los cielos, a veces como suave brisa, pero casi siempre, como tormenta, capaz de crear enromes olas a tu paso por el océano Pacífico, las que irán a golpear con violencia las prehistóricas costas occidentales de Chiloé y la Patagonia Insular. Tu labor en este momento es dar vida a todo ser que te requiera, y quizás en algún momento serás atrapado por las alas de un ave como el gran cóndor, que se servirá de ti con maestría para alcanzar alturas aún mayores. Viajarás sin límites ni fronteras, pues tu existencia se hace imprescindible, dado que formas parte de la delgada capa que protege a la tierra viviente del extremadamente inhóspito espacio exterior, hecho que hace también imprescindible a tu padre vegetal, el árbol. Nadie es tu dueño, pero te debes a todos, y así se producirá tu cuarto cambio de estado, cuando el ave respire el aliento de los árboles”.
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V El ave
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“Volar, el cielo cristalino, tus ojos, tus alas. Verás la belleza y la amplitud de los bosques: Percibirás los innumerables colores con que se viste, tantos como variados son los árboles que pueblan su diversidad. En invierno, desde lo alto, divisarás cómo las montañas se tornan blancas entre luminosas tormentas. Sentirás como nunca la inmensidad del océano, que enmarca esos crepúsculos envueltos en llamas que te invitan a perseguir al sol. Descenderás a las playas a alimentarte de la inacabable fuente que es el mar. El árbol es tu refugio, y en ocasiones sus frutos son tu sustento, y tú a ello retribuirás limpiando su corteza, polinizando sus flores o sembrando su semilla en lejanos lugares, para poblar de nueva vida otrora áridas estepas. Tu muerte no será en verdad el fin de tu viaje, porque le estarás dando vida a otro ser”.
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VI El puma
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“Depredador poderoso, per a la vez prudente. Sabrás descifrar cada sonido, cada aroma y recorrerás silencioso, pero ágilmente los rincones de este mundo vegetal. Estarás siempre libre de culpa, pues serás el moderador de la equilibrada vida del bosque, no permitiendo que la desmedida multiplicación de una especie acabe siendo la extinción de muchas otras: Tu muerte tampoco será tu fin, debido que la tierra se apoderará de ti, y te devolverá a la vida”.
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VII La tierra
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“Tu cuerpo inerte yace en la tierra, cubierto por las hojas de los ancianos árboles: Caerá sobre ti la fría y eterna lluvia austral, para luego sentir como millones de organismos subterráneos te transforman en materia orgánica útil y oxigenada. Serás hogar de caracoles, lombrices y un sinnúmero de insectos, pues en este mundo nada se pierde, todo se transforma en un ciclo sin fin, donde hasta el árbol caído es vital para ser convertido en tierra que es el alimento de las plantas, cerrándose este mágico círculo, plantas que llenan cada centímetro de hojas y variedades, en una armónica sinfonía de vida que da aliento y refugio a los demás habitantes de la Selva Sagrada, que son todos, por tanto, hechos de tierra”.
Ahora eres planta nuevamente, y servirás tu fruto gratuitamente a quien lo desee, y sentirás una presencia, que con todo respeto tomará de ti, pues se trata de un hombre de la tierra, un Mapuche”.
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VIII El mapuche
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“Hombre de la tierra eres, todo para ti es sagrado, y tu misión es lograr la total armonía y comunión con el universo. Llevarás una contemplativa, pero a la vez, vigorosa vida, siempre preparado para ser sometido a prueba, pues en tu fortaleza espiritual y física se esconde el secreto de porqué no necesitas luchar contra la Naturaleza como los débiles hombres del norte, quienes deben transformarla y destruirla para poder sobrevivir Podrás soportar el frío austral desde pequeño dándote todas las mañanas baños en las heladas aguas, aprenderás a comer de los frutos de la sagrada araucaria. No necesitarás saber de gobiernos, reinos y poderes impuestos. No necesitarás construir grandes palacios a la prepotencia, ni tempos para la adoración de ídolos, ni complejas casas, para supuestamente estar más cómodo, ni acueductos, ni solemnes tumbas, pues gracias a tu gran cultura y conocimiento de las leyes naturales has aprendido a prescindir de todo ello. Y también eres el protector de la Ñuke Mapu, de la madre tierra”.
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XIX El guerrero
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“Serás un guerrero, pero tus guerras no serán para avasallar a otros hombres, si no para luchar contra el mal, que ciertamente se encuentra dentro de cada uno, y a veces invade desde el norte, en manos de gentes sin corazón, en actitudes de dominación e imposición que resultan incomprensibles para el mapuche. Y lucharás con bravura junto a tus hermanos, para salvar a la Ñuque Mapu. Quizás en algún momento te encontrarás con un espíritu que luchó hasta la muerte para defender a las mapu del Amazonas, y que ahora se ha convertido en defensor, junto a ti, de la vida en este planeta Tierra”.
INTERLUDIO
(Dedicado a Chico Mendes):

X El machi
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"Mapudungun, Lengua de la Tierra, idioma de los mapuche, has sido reconocida como una de las más perfectas de la humanidad. Y es la lengua con la que te comunicarás a través de poesías y magníficas alocuciones. Y con ella sentirás como el machi conecta aun más a la comunidad con la tierra y el cosmos a través de su canto. Así es como junto a él subirás por el tronco ceremonial o rehue, para comunicarte con el único Dios, ascendiendo al más alto de los cielos, en un mundo vertical, en el cual la Tierra, Hombre y Universo se conjugan en uno solo. Aquí: en la Selva Sagrada del Sur Profundo".
EPÍLOGO

BONUS TRACK
GUIA DE RECONOCIMIENTO DE LOS CANTOS DE AVES EN LA MÚSICA
Trabajo realizado por el Ornitólogo Guillermo Egli.

CRÉDITOS
JOAQUÍN IPINZA:
Composición , arreglos, letras, loops, secuencias, grabación de sonidos naturales. Pianos acústico, sintetizado y sampler, guitarras acústicas, flautas, címbalos, chimes, toms.
Grabación, mezcla y masterización.
Óleo sobre tela “Sur Profundo”. Diseño, textos.
Realización de videos.
ELICURA CHIHUAILAF:
Letras
DUILLERMO EGLI:
Grabación de cantos de aves.
JORGE ARTUS:
Pinturas de carátula.
RODRIGO SAEZ Y RODRIGO (KRAZY) MUÑOZ:
Grabación, mezcla, masterización.
PROF. CARLOS GONZÁLEZ, MIGUEL LABORDE, DOMINGO CURAQUEO:
Asesoría conceptual.
DISHA:
Voz, flauta, arreglos.
CLAUDIO GARRIDO:
Quena, quenaxo.
MOISES CURAQUEO:
Canto en mapudungun.